Tuve el placer de conocerla en Estados Unidos estando de Erasmus y a día de hoy la considero una gran amiga. Con Ishbel ha sido un trabajo muy especial, lo definirá como algo espiritual, no ha habido contacto en esta colaboración, no nos hemos visto, ni tocado,  ni por supuesto,  hablado personalmente. Cada una vive en un país diferente (Glasgow - Barcelona) por lo que todo ha sido vía FaceTime y vía mensajes de texto, lo cual explica también muy bien una generación, y sobre todo lo que es mantener una relación con alguien a distancia. 

El amor que tienen una por la otra hacía que aunque no estuviéramos en el mismo lugar haciendo esta colaboración juntas ambas lo sentíamos como si fuera así. Recibir su cuadro fue una experiencia increíble, tener un objeto que alguien ha tenido muchos meses y después tenerlo tú, es como si ella hubiese estado allí, en mi caso. En la obra final se ve reflejado la conexión que tenemos mentalmente, que acaba traspasando la distancia.